domingo, 3 de octubre de 2010

Principito...no me dejes marchitar.

Yo sólo me acuerdo que te vi el día en que las flores están más altaneras que nunca.
Bueno, no, no recuerdo sólo eso...también recuerdo que el cielo empezaba a ser negro y que todo lo celeste que existía del mundo se extinguió en tus ojos… tomaste toda la luz del día para transmitírmela en una mirada. Me diste luz... ¿Lo habrás notado?
También me acuerdo cómo de repente perdí toda vergüenza posible, cómo me quedaba mirando el cielo que ahora estaba en tus pupilas, burlándose del mínimo rastro de “fuerza” que quedaba en mí… Amo recostarme a ver las nubes, y para mi, vos eras eso... o mejor.
Sólo quería sentarme a ver las nubes, pero si te dicen de dar un paseo a través de aquellas ¿No aceptarías?... Eras un cielo bastante cortés, y yo una soñadora inquieta…. Y con el más raro de mi vida me saludaste de una vez por todas.
...Hace un tiempo escribí sobre la energía y las cintas de colores que podía ver... Nuestras cintas no paraban de enredarse y ser fosforescentes...nuestras cintas se querían, como si todo viniera de antes, de otra vida, de algún posible y alentador destino...Pero ¿Cómo saberlo? quizás también sos un actor de primera, desparramas cualidades para serlo. Aunque a decir verdad poco importa ahora, porque ahora yo te quiero acá, te quiero ver el alma...
Bueno, sigo.
Entonces me sentí como las flores en su día, sentí que era algún tipo de premio, me sentí la flor del principito... la flor más cuidada entre tanto verde que comparándose con vos nada transmitía. Me sentí tu flor, sentía que eras MI principito…o eso anhelaba con todo mi cuerpo, (y como todo lo que anhelo...lo logré.).
Tantos colores me dejaban en blanco y negro, tanta luz me cegaba, no intentaba ver...sabía que estabas ahí, sabía que tenía que vivir ese momento, sabía que tenía que mirar tu cielo lo más que pueda, sabía que no iba a durar mucho tiempo...

Tenías algo... que en el momento no pude ver. Pero por una de esas casualidades te pude leer el alma... no ese día, no... fue después. Mis pestañas no paraban de humedecerse, ¿En verdad fui yo en tu cuerpo, escribiendo mi sentir? Escribiendo mis frustraciones, escribiendo mis más preciosos sueños...¿En verdad eran mis dedos en tu habitación, en tu escritorio, en TU vida?..
... ¡qué placer!, no puedo describirlo…no puedo. ¿Cómo un par de letras juntas pueden llegarme al lagrimal?, ¿Cómo?...si últimamente aquel TAN orgulloso no suelta ni una gota. ¿Cómo pude sentir que eras mi reflejo?, sentir que leías mis cosas…que de alguna forma te copiaste, me imitaste, me robaste el momento de mi vida y lo hiciste tuyo. Pero, obviamente...es imposible. ¿Cómo logras que quiera desvestirte con la energía que desparraman mis manos, con la energía que te disparo con los ojos, aquella que me sobra y quiere derramarse cuando me miras, cuando me tocas, cuando me hablas tan tan cerca que me vibran los labios... entonces, me deslizas sobre todos los pisos posibles y me hago agua en cada poro tuyo acariciando los míos…
Te culpo, maldito imitador del amor de mi vida, te culpo porque mi voz ahora muy cerca de la tuya te susurra que pares, que no juegues, que mi alma está frágil, que tu perfecta sonrisa ya es mucho para mi…
¿Sos posible? lo lógico sería lo contrario, que seas MI imposible...porque tu totalidad me desmorona la cabeza, porque no es posible que tu índice tenga mis huellas digitales, porque no me animo a creerlo. Me da miedo mirarte el alma como lo estoy haciendo, me da miedo porque mi boca queda abierta y ahora sólo pretende quedarse muda, que seas vos quien suelte palabras una y otra vez...que me hables día y noche y yo mirarte y pensar "quiero escucharlo por el resto de mi vida.”...y que de una vez por todas obtengamos eso que pensamos imposible... eso que creemos absoluta utopía, esa compañía, ese no sé qué, ese qué se yo, ese VOS Y YO por rutas que... anda a saber. Ese vos y yo por tierras donde todo es puro y no nos fundimos en la miseria humana, o en esos detalles que nos hacen a los seres humanos horribles, temibles y oscuros. Ese vos y yo mirándonos sin necesitar mucho más.
Es este obsesivo querer que seas, quiero que seas...porque nunca es demasiado tarde.... y porque te vi el día en que las flores están más altaneras que nunca, y eso...debería significar algo.