martes, 14 de septiembre de 2010

Nuestras cintas de colores.


Una energía que se puede visualizar, que nos conecta a todos sin dejar de lado a nadie. Unos colores como cintas que nos atan con un efecto “Imán” en cada mirada, con sensaciones indescriptibles, como de película…a cada paso.
Y eso es lo que me gustaría saber…si bajo el efecto de esta magia que no te puedo explicar te sentiré a centímetros aunque en verdad, vos…a metros. Si existirá ese qué se yo que nos atrae, que no nos permite separarnos, que nos hace desear que el momento sea eterno. Eso...que me hace sentir seda cuando en verdad soy papel. Eso…que transforma tus labios en dos frutillas deliciosas imposibles de rechazar, y hace enorme tus brazos…los vuelve ansiosos por aferrarse a mi y concentrarse pura y exclusivamente en cuidarme.
Me hago polvo, mi cuerpo ya no es. La energía nos impulsa a observarnos, cuando tu pupila y la mía coquetean hasta que ya no pueden más.
…Y, es una de esas pocas veces en las que mi cuello tiene que doblarse, dirigir mi rostro al cielo, mi sonrisa que resplandece ilusión ahora frente a la tuya (O debajo) y te grita “¡Estoy tan bien!”
Ya me cansa pensar, amanece y vivo a partir de ahí, y si estamos juntos me ayuda…entonces mis labios abandonan toda la posible vergüenza de lado y te susurran que quieren dormir besando tu pecho, y mis ojos, un poco molestos, desean despertarse iluminados por la envidia del sol, aquel que sabe que nuestra luz...carece de crepúsculos.

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