domingo, 25 de agosto de 2013

Crujido seco.

Se quedó sentada sobre una montaña de hojas. Amarillas, naranjas, grises...no importa; todas secas. Y la libertad entonces se resumía en un sonido íntegro, conciso: la ruptura de las mismas en cada movimiento.
Sí, porque si ella se mueve éstas crujen, se rompen. Si no se mueve... no es humana.
Le gusta estar así, quieta, el mayor tiempo posible, sosteniendo algunas en sus manos. Sigue las líneas con sus dedos, rozándolas...de a momentos por su entusiasmo las rompe. A veces es culpa de ellas, tan tan débiles...no soportan la fuerza y precisión que conlleva una delicadeza.
A veces se queda perpleja, mirándolas, en todas sus texturas, colores, algunas rasgadas, otras intactas...todas mirándola, evaluándola. Y teme, tiembla, no comprende y como todo lo que no comprende...la asusta, la perturba, pero no se quiere mover...no está decidida a romperlas, de hecho hasta quiere encontrar las partes perdidas de aquellas rasgadas. Las quiere recrear. Tiene fe en cada una, una fe infundada.
Muchas se unen tarde; las trae un viento entrometido. Otras se escapan sin saludar. Ella, mientras tanto, sigue sentada, intacta... esperando encontrar las partes perdidas, y esperando que alguna pueda sobrevivir a esa caricia con temblor y firmeza a la vez...Aunque, bueno, se está dando cuenta que el ruido que marca sus movimientos no es suficiente liberación...y que necesita un estallido y como resultado del mismo... una sobreviviente dispuesta a romperse en sus manos, dispuesta a quebrarse, confiando que cada parte será encontrada y recreada una y otra y otra vez.
Se le acalambra todo el cuerpo en la quietud, cuando decida moverse no será de a poco, paso tanto tiempo en esa posición que ya no entiende de niveles...ya no hay mayor o menor medida...ahora sólo sabe medir.

Amarillas, naranjas, grises...no importa; todas secas...
y una... cruje en su mano.

1 comentario:

  1. Es increíble con que facilidad, se es capaz de quebrar algo, incluso con la mayor delicadeza y esta es la que más se recuerda.

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