martes, 10 de enero de 2012

La tortuga Metáfora.

¿Qué le pasaba? ¿Cuál era su función? ¿Por qué le faltaba tanto el aire?
¡Ay pobre!, pobre, pobre Metáfora...la tortuga incomprendida.
Pobre de sus remordimientos, miedos, pobres sus ambiciones, errores
Pobre su incapacidad de dejar todo eso a un lado...
Pobre porque un día, sin más, Metáfora se despertó con una roca enorme en su cuerpo...
Aunque, bueno… ella sabía...pero claro que sabía.... ¡cómo no iba a saberlo! se lo veía venir…
Lo decía todos los días, todas las noches, se lo advirtió a todos...
Pero era cobarde, era tan tan cobarde.

Era tan cobarde que en lugar de tratar de deshacerse de aquella quiso ponerle un nombre. Un nombre creativo, resumir en una palabra a su capa que no paraba de nublarle la razón...fue entonces que surgió "Caparazón"
La paradoja es que cuando alguien le preguntaba ¿por qué la denominaste así? Metáfora contestaba: "No sé, me salió del corazón".

Se detenía en cada paso que daba, a pensar en el anterior, y el próximo... nunca veía (ni le importaba) el camino que estaba transitando. Es por eso que era tan tan lenta, nunca llegaba a horario a ninguna parte, de hecho por esa razón… casi no tenía amigos... ya nadie la llamaba, ni la invitaban a ningún lado, porque a ella no le importaba mantener su presente a salvo, ella se preocupaba por estar bien en el futuro...mientras, a su vez, nunca dejaba de espiar de a momentos, su pasado.

A la gente que la rodeaba solía molestarle su actitud, eso de andar por la vida mostrando su roca, sus inseguridades, sus dolores, sus sueños disecados. Por lo general la evitaban, o aún peor...la daban vuelta sobre su propio caparazón, para que el mismo sea su eje.

¡Ay pobre! Pobre, pobre Metáfora, tener que sostenerse sobre sus mayores problemas. Ella nunca pedía ayuda, cuando esa situación acontecía pasaba horas y hasta quizás días intentando estar sobre sus pies de nuevo. Solía llegar hasta el punto más peligroso pero…por fortuna (y ella sí que tenía de aquella.) siempre lograba pararse de nuevo. Y cuando creía que en verdad no podía y comenzaba a sentir que ese iba a ser su final…alguien llegaba y la ponía de pie. Era como si no estuviese hecha para decir adiós, no sin antes llegar, realmente, hasta el último centímetro de su coraje…

...volvía a tener otra oportunidad...

Pero se había recibido en la materia Decepción y era su costumbre arruinarlo todo una, y otra y otra vez. Por ende en lugar de deshacerse de su roca...ella metía toda su cabeza dentro de la misma, y ahí se quedaba, se ocultaba del sol, de la gente, de los ruidos, del mundo... se quedaba cerca de otras rocas, así se camuflaba y los otros no la veían, y así no podían hacerle ningún daño...

¡No! ¡Ya lo sé! si es lo que yo siempre le decía: ¡ESO NO ES VIDA, METÁFORA! Pero ella no me quería escuchar, tanto tanto miedo tenía...que prefería esconderse para siempre a tener que vivir sin su roca.
Un día, luego de una noche de haber caminado mucho sobre aquel pesado y rajado caparazón, Metáfora se despertó sobre un lago rojo. El mismo era enorme, muy MUY enorme, y cuando se miró al espejo...se vio gris.
Se sentía mal, sin fuerzas, sin energías, sin ánimos de vivir. Hacía mucho calor al sol...y se le hacía complicado escapar de él...porque su mente quería ir mucho más allá de lo que el caparazón podía permitirle, y eso ralentizaba mucho su paso.
Sangre ya no tenía, por lo cual su piel era gris, los rayos del sol de a poco secaban y arrugaban su piel, sus ojos rara vez soltaban una lágrima. Su corazón… ¿Qué será de aquel? Ella casi no lo escuchaba.

¡Ay pobre!, pobre, pobre Metáfora... parecía que su totalidad se convertiría en roca tarde o temprano, tal y como ella quiso que fuese cuando se ocultaba...
Pero...ahora que veía tan cercano su deseo añejo...no estaba TAN segura de quererlo...
…Por supuesto, muy acorde a ella, la tortuga Metáfora, con miedo y demás complejos toda su vida…

…hasta que un día su sufrimiento se evaporó, o mejor dicho...se endureció.

A veces cuando veo un rejunte de escombros me pregunto si entre los mismos estaría Metáfora...
Y me pregunto, también...si tendría algo para decirme…

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